Este libro, que permitió a su autor obtener el Premio Extraordinario de Licenciatura, trata de los orígenes de la Exposición Iberoamericana, según los testimonios de la prensa local. El proyecto se relaciona estrechamente con la crisis de 1898 y el regeneracionismo, pero también con las ansias de mejora de una ciudad atrasada con gravísimas deficiencias urbanísticas. Al margen de toda lógica, Sevilla fue capaz de consolidarlo y de comprometer al Estado en una cuantiosa subvención, que se acrecentaría con el paso del tiempo. Sin embargo, para ello fue preciso que el Ayuntamiento se involucrara y asumiera unas peligrosas responsabilidades económicas. La obra analiza su evolución hasta 1914, las enormes dificultades que tuvo que vencer, los proyectos arquitectónicos y urbanísticos iniciales, y los primeros planes de Aníbal González. Además, al fundamentarse en las fuentes hemerográficas, incluye una amplia visión de la política, la sociedad, la prensa y las mentalidades colectivas de la ciudad a principios del siglo XX, por lo que constituye no sólo un estudio de la Exposición, sino también una interesante aproximación a la Sevilla de la época.