«Me presento de golpe y sin avisar, como se presentan los instantes que te cambian la vida. Me llamo Cristina, tengo 29 años y soy la suma de todos esos instantes de mi vida. Dejadme que os diga como camino por este sin sentido llamado vida. Piso con fuerza, incluso cuando estas me fallan, cuando eso ocurre lo hago aún con más ganas. Y es que, a pesar de cualquier adversidad que nos depara la vida, tenemos la capacidad suficiente de poder escoger como tomarnos todo aquello que nos pasa, si dejar que nos aplaste, o seguir hacia delante más fuertes y más sabios.»

Cristina tenía tan solo veintisiete años cuando le diagnosticaron cáncer de mama y le dieron diecisiete meses de vida; cuatro meses antes de su diagnóstico le habían detectado un tumor a su hija pequeña. Cristina se negó a darle opción al cáncer y decidió luchar, por ella y por Martina, su hija. Hoy Martina ya no está, pero Cristina vive por las dos, como le prometió. En este libro nos cuenta su experiencia y nos explica por qué hay que vivir el día a día como si no hubiese un mañana.