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Malasia, Singapur y Brunei, tres países bastante diferentes entre sí, están situados en una de las zonas más atractivas del Globo para los viajeros: el Sureste Asiático. Malasia ofrece junglas vírgenes, playas inmaculadas de aguas cristalinas y arrecifes de coral poblados por miles de peces de colores, casi dos docenas de parques nacionales y reservas, hogar de una variadísima flora y fauna, y algunas ciudades interesantes, mientras que Singapur, una ciudad preciosa sobre una pequeña isla, pugna por situarse a la cabeza de las urbes más tecnológicas del planeta. Los tres países presentan una fascinante mezcla de aborígenes, chinos e indios y juntos constituyen uno de los pueblos más gentil y hospitalario hacia el viajero. Esa misma amalgama de gentes tiene su lógico reflejo en todos los ámbitos de su hábitat: la gastronomía, con una exuberante fusión de influencias malayas, chinas, indias las manifestaciones culturales, como la música y la arquitectura Brunei, un sultanato misterioso y muy poco visitado, merece la pena cuando se viaja desde una región malaya a otra en el norte de la gran isla de Borneo, famosa por sus parques nacionales donde aún saltan en libertad los últimos orangutanes del mundo.